martes, julio 17, 2007

Chichén Itzá y CU - UNAM

A continuación un editorial que publicó Miguel Ángel Granados Chapa y que toca un punto que ya había notado desde que se reconoció a la UNAM como la 74ava mejor universidad del mundo:

PLAZA PÚBLICA
Chichén Itzá y CU - UNAM


Miguel Ángel Granados Chapa
17 Jul. 07

Mientras que la elección de los vestigios mayas como presunta maravilla del mundo moderno mereció hasta un mensaje presidencial por el principal canal de Televisa, el gobierno federal ha sido omiso en celebrar un prestigioso lauro obtenido por la Universidad Nacional

Casi al mismo tiempo, dos bienes culturales de México fueron puestos en valor ante la comunidad internacional, si bien en contextos muy diferentes. El presidente Felipe Calderón, como muestra de los móviles vitales que lo animan, reaccionó de modo diverso ante los dos hechos: con entusiasmo casi infantil frente la inclusión de Chichén Itzá en una improbable lista de nuevas maravillas del mundo; y con un silencio que se diría rencoroso frente a la calificación de la Ciudad Universitaria de la UNAM como parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El empresario (a menudo llamado aventurero, en el sentido peyorativo de la palabra) Bernard Weber ideó hace 7 años una colosal tomadura de pelo, la de organizar una votación por medios electrónicos para que la porción selecta del mundo que tiene acceso a ellos escogiera las nuevas siete maravillas del mundo. Las consideradas como tales en la antigüedad desaparecieron todas, salvo las pirámides egipcias de Giza. Su iniciativa, con claros tintes mercadológicos, fue acogida por empresas y gobiernos a los que enloquece la publicidad, suponiendo que la inclusión de ciertos monumentos nacionales en una lista formada mediante voto público significaría un aliciente para el turismo internacional.

Nadie ignoraba que era sólo un negocio audaz, un montaje para que el organizador y las empresas telefónicas ganaran dinero, pues votar por esa vía costaba en México 15 pesos. Los votantes mediante correo electrónico debían pagar una cuota para que fuera certificada su participación. Y no se diga el enorme mercado de chucherías que Weber lanzó para potenciar sus ganancias. Por si fuera poco, la ceremonia realizada en Lisboa como punto final de la iniciativa congregó a más de 60 mil personas que por presenciar el festival artístico organizado al efecto pagaron entre 87 y 140 dólares, excepto cuando adquirieron sus boletos en la reventa que, como suele ocurrir, por lo menos duplicó los precios. No registré el monto de los derechos para transmitir por la televisión mundial, pero es imaginable cuando se sabe que la siguieron mil 600 millones de personas. Weber dijo que la mitad de la recaudación sería destinada a la reconstrucción del Buda de Bamiyán, en Afganistán, para lo cual se requieren 50 millones de dólares.

Como si fuera asunto propio, el gobierno y empresas mexicanas promovieron la votación a favor de Chichén Itzá. El secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, y el gobernador de Yucatán, Patricio Patrón, viajaron a Portugal para que el primero recibiera el 7 de julio la constancia -inútil, innecesaria constancia- de que la zona arqueológica de Chichén Itzá es una maravilla, que cuenta entre las más relevantes del mundo. Al día siguiente, el propio presidente Calderón dirigió por el Canal de las Estrellas un mensaje "al pueblo de México" pletórico de lugares comunes ("esto nos llena de orgullo a todos los mexicanos porque pone muy en alto el nombre de México"). El entusiasmo le duró hasta el día siguiente, cuando en la instalación del fideicomiso ProMéxico volvió a hacerse lenguas de ese logro, consistente cuando más en que un gran número de personas hubieran gastado su dinero en la votación respectiva.

Autoridades culturales en nuestro país y en el mundo no compartieron la alegría artificial -o, si auténtica, infantil- de Calderón por ese modo de situar en un elenco arbitrario un bien cultural como Chichén Itzá. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura se deslindó del proyecto de Weber, por su banalidad y mercantilismo. Y los responsables mexicanos del cuidado, la administración y el acceso a la zona temen que, como consecuencia del concurso, personas que no necesariamente practican el turismo cultural se dejen venir llevados por la sola fuerza de la publicidad y pongan en jaque la capacidad de mantener el equilibrio en la zona y conservar los vestigios.

Una semana antes, el 28 de junio en Nueva Zelanda, la UNESCO había incrementado en 16 el número de sitios a los que ese organismo de la ONU considera parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad. Al cabo de un esfuerzo de 5 años, fue otorgada esa calidad al circuito escolar original de la Ciudad Universitaria del sur del Distrito Federal, la sede principal de la Universidad Nacional Autónoma de México. Previamente a esa calificación la CU fue considerada Monumento Artístico de la Nación, como lo merece su concepción, consumación y mantenimiento. Refrendar ese título ante la comunidad cultural del mundo requirió la presentación de un vasto expediente que acreditara los diversos valores concretados en la obra emprendida en 1950 y que comenzó a funcionar en 1954.

Como bien lo saben quienes han tenido, en los 53 años recientes, el privilegio de cursar estudios en sus aulas, o lo saben millones de visitantes que se alelan con su realización, la Ciudad Universitaria es un magnífico monumento arquitectónico y urbanístico que a la nobleza de su misión agregó una sabia y feliz combinación con otras artes plásticas, como la pintura, la escultura, el mosaiquismo.

En varios sentidos, el reconocimiento de la CU de la UNAM como porción integrante del Patrimonio Cultural de la Humanidad por decisión de la UNESCO tiene mucho mayor relevancia y solidez que la votación que hizo maravillosa a Chichén Itzá. Y sin embargo, nadie en el gobierno federal, ni Calderón mismo pareció enterarse. Ni una felicitación ha sido cursada a las autoridades universitarias.

4 comentarios:

Pereque dijo...

Es cierto: cuando mucho se le dedicaron dos días al nombramiento de CU como Patrimonio de la Humanidad.

Y lo irónico es que CU es más mexicana (producto de la cultura de la Revolución, la de hoy, la que es de veras nuestra) que Chichén Itzá, que es un logro sólo de la cultura maya epiclásica (desaparecida hace 800 años, que prácticamente no interactuó con nada al norte y al oeste de Teotihuacán).

¿Ignorancia, complacencia mediática o muestra del desprecio que la derecha siente por la educación pública? Bien podrían ser las tres...

Saludos.

Anónimo dijo...

Yo creo que Felipe Calderón está siendo muy listo en cuestión de imagen y relaciones públicas. El tipo hace manifestaciones de entusiasmo sobre cuestiones que sabe que le van a atraer la simpatía de una buena parte del público, como el asunto de recibir a la Selección (aunque después una niña se lo haya echado en cara a un secretario de estado). Estoy seguro de que la mayor parte de la población se siente más identificada con Chichén Itzá (con la que no tiene nada que ver y que seguramente no ha visitado ni visitarán en su vida... a menos que se convierta en moda) que con CU (la mayor parte de la gente fuera del DF la considera una institución únicamente chilanga, no nacional), en base a los clichés con los que nos han lavado el cerebro, yo creo que desde la pre-primaria. ¡¿Quién dice que no es eficaz la educación en México?!

Antonio dijo...

Además, el ambiente en el gobierno federal y en los medios, me hace sentir (que no pensar) que lo que se quiere es olvidar todo vestigio de revolución como si ésta fuera la causante de todos los males de México y el nuevo modernismo empresarial y globalizador fuera la solución a todos nuestros problemas.

Aclaro que lo que escribí en el párrafo de arriba es sensación y no pensamiento. Sólo lo percibo en el ambiente.

Por cierto, acabo de escuchar el podcast "los amantes de urania" que trata sobre el tema de la maravillarización de Chichén-Itzá. Te lo recomiendo bastante. No he escuchado todavía la segunda parte.

Un Abrazo

Xiuh dijo...

Pereque:
Yo creo que son las 3 por lo que solo queda estar alerta para evitar ataques injustificados. Critica constructiva siempre pero ataques dogmaticos no

ribozyme:
Y es una lastima, pero espero que con el incremento de intercambios se altere poco a poco esa percepción. También creo que se le culpa a la UNAM de monopolizar los recursos de ciencia e investigación y aunque es buena medida así es no creo que la solución sea quitar dinero de una institucion para repartir en otras, mas bien debieramos de invertir mas dinero en cosas importantes y menos en diputados y campañas politicas

Antonio:
Y el mismo PAN tiene su origen en buena parte en la universidad. VOy a oir ese podcast